Iniciaba D. Emilio Calatayud su intervención explicando que los niños poseen muchos derechos hoy en día y que la figura del padre se ha transformado, pasando de un padre autoritario a un padre colega, dejando a los hijos huérfanos; se ha pasado de obedecer a dialogar y reseñaba que no se debe confundir el cachete con el maltrato, entendiendo el cachete como aquel que tiene lugar en el momento justo y con la intensidad adecuada.
A continuación, señalaba la obligación de los hijos de obedecer y respetar a los padres.
Citaba el decálogo para formar a delincuentes en casa (se enlaza artículo donde se recoge este decálogo)
Enumeraba después los graves problemas actuales: el botellón, las drogas, el móvil y el uso de las Redes Sociales, la ludopatía. Resaltaba el incremento del delito de maltrato a padres (típico delito de "clase media, media/alta")
Detallaba cada una de las medidas que contempla la Ley de Menores y la eficacia de las medidas abiertas (tarea socioeducativa, libertad vigilada, tratamiento ambulatorio, internamiento terapéutico...) frente a las medidas privativas de libertad para lograr la integración de los menores y jóvenes infractores. Incluso comentaba la dureza de las penas a menores que pueden alcanzar los 6 años por delito cuando se trata de menores de 14 años y hasta 10 años por delito cuando se trata de jóvenes mayores a esa edad.
Aludía también a la necesidad de resarcir las víctimas y en este sentido, recalcaba la responsabilidad de los padres y los centros educativos. Recordaba que los maestros son funcionarios públicos y autoridad en virtud del Código Penal y por tanto, sus agresiones se consideran delitos de atentado.
Se detuvo en leer el contrato de móvil que una madre firmó con su hijo y su importancia, pues el móvil es un instrumento muy peligroso para cometer actos delictivos, es precisamente ahí donde aumenta la delincuencia en menores y a su vez, es un instrumento muy peligroso para ser víctima.
Por supuesto, confiaba en la posibilidad de madurar y modificar las circunstancias personales, admitiendo que todos cometemos errores, y finalizaba con varios consejos para los padres (respetar a los maestros y confiar en ellos, no justificar a los hijos, conocer qué hacen y con quién...) para los maestros (exigirles pero aprobarlos) y para ambos, ampliar el seguro de responsabilidad civil porque decía somos población de riesgo.
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